Era 2005 y Ronaldo de Asís Moreira a.k.a Ronaldinho era indiscutiblemente el mejor jugador del mundo. En cada partido dejaba highlights de todo tipo: pases sin mirar, regates antológicos, goles con calidad o zapatazos desde fuera del área. Por algo ganó el Balón de Oro de ese mismo año.
‘Dinho’ era un artista de otro mundo, y el fútbol tiene que ser de los artistas. De los que la piden y ya saben lo que van a hacer, pero también son capaces de improvisar de manera creativa. El espectáculo que el ’10’ del Barcelona brindaba hacía levantarse de su asiento a cualquiera.
Aquí un claro ejemplo, el gol que le metió a un Chelsea lleno de leyendas en Champions League. Ricardo Carvalho comprobó de primera mano que si al brasileño le dejabas medio metro, te castigaba sin piedad. Con el balón parado y demasiado encima de él como para armar un buen disparo, de alguna manera que todavía no conseguimos entender el balón acabó dentro de la red. Chapeau.
