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Oasis vs Blur, o lo que es lo mismo, City vs Chelsea

Publicado: 28 / 05
Categoría: Fútbol

Oasis vs Blur, o lo que es lo mismo, City vs Chelsea

Publicado: 28 / 05
Categoría: Fútbol

La revista New Musical Express sacaba en Agosto de 1995 el bombazo de los años 90: BRITISH HEAVYWEIGHT CHAMPIONSHIP, rezaba su titular principal, que no hacía otra cosa que advertir de la lucha entre los dos pesos pesados del panorama musical inglés el día 14 de ese mismo mes, día en que Blur y Oasis medirían sus fuerzas sacando cada uno un single de su siguiente disco. Ese día, el 14 de Agosto de 1995, la lucha encarnizada del Britpop llegaría a su puerto de montaña particular.

El single escogido por Blur, Country House, llegó a vender 274.000 copias. Por el contrario, Roll with in, de Oasis, se quedaría en unas 216.000. Damon Albarn, líder de Blur, llegaría incluso a aparecer en el telediario de la BBC, hablando sobre lo nervioso que se encontraba ante el lanzamiento del single y haciendo cábalas sobre el número de copias que podría llegar a vender su grupo, que finalmente salió vencedor. Los suyos pasaban ante la opinión pública por ser unos londinenses de clase media, incluso un poco snobs, mientras que los hermanos Gallagher representaban a la clase obrera de las viviendas sociales y los trabajos precarios que imprimían el carácter propio de su condición al Rock’n’Roll.

Nada en Inglaterra es ajeno al fútbol. La pelea entre las dos principales bandas del Britpop fue llevada también a los terrenos de juego en 1996, durante un partido benéfico celebrado en el estadio Mile End de Londres y que reunió a músicos de diferentes bandas alrededor de la pelota. Liam y Damon saltaron al campo con una indumentaria semejante y a la vez muy diferente. El de Manchester vestía de adidas y el de Londres de Puma, algo que, si conocemos bien la historia de cómo se fundaron las dos marcas ya nos puede orientar sobre que la rivalidad entre bandas se llevó a todos los ámbitos. Adi Dassler pasa por ser el creador de la marca adidas, después de que su hermano Rudolf crease Puma en 1948, los enfrentamientos comerciales y personales entre ellos son mundialmente conocidos. Sin embargo, no fue la marca de la ropa lo más significativo de su indumentaria, ambos vestían de azul, sí, pero cada uno del suyo. Liam del azul celeste del Manchester City y Damon del Azul oscuro del Chelsea, los dos equipos que el día 29 de Mayo disputarán en Oporto la final de la Champions League y los dos equipos de los que cada uno era aficionado. En aquel partido benéfico, como en los Charts, el equipo de Albarn se impuso ante el de Gallagher, en este caso por dos goles a uno.

Somos, probablemente, una de las generaciones más nostálgicas de la historia. Esto sucede porque hemos sido sometidos la crueldad de las expectativas. Criados bajo la promesa de un futuro basado en la meritocracia y el progreso y sorprendidos a los treinta ante un yermo de precariedad e incertidumbre. Es normal que acudamos, a veces, a aquellos lugares en los que todo parecía más seguro, en los que el frío afectaba a las guerras y no a nuestros pisos caros y diminutos. El problema es que visitamos el pasado con la adoración de un devoto y nos olvidamos de que este no fue tan tórrido como lo vemos ahora. La guerra del Britpop, como bien señala Víctor, del canal de Youtube Music Radar Clan, no fue sino una guerra con fines comerciales en la que Sony y Emi suplieron diez años de escasos beneficios con el enfrentamiento de dos bandas aparentemente rivales, pero en realidad, difícilmente comparables en lo musical.

El Manchester City que se enfrentará en día 29 al Chelsea dista mucho de ser aquel City de Segunda división, hermano pequeño del United e insignia de los trabajadores del extrarradio de Manchester. Pero, al menos, sigue siendo el equipo de Oasis y ser del City sin ser fan de Oasis no se entiende, igual que ser fan de Oasis te hace, quieras o no ser un poco del City. Trabajé poniendo música y copas (a veces al mismo tiempo) en un pub hace unos años. Acordé con mi amigo Nuno que cerraríamos todas las noches con la misma canción, Wonderwall. Hoy en día pienso que aguanté muchas noches y muchos meses de mierda trabajando allí porque sabía que, al final, sonaría aquella canción. La primera vez que la vi a ella estaba sonando o, al menos, esa será la historia que les contaré a nuestros hijos. La primera vez que la escuché en boca de los aficionados del City y que supe que los jugadores la cantaban en el vestuario sentí que una parte de mi corazón tenía que ser de ese equipo. Al fin y al cabo, querer ganar un partido de fútbol por una canción es algo tan cursi e ingenuo que debe ser lo más parecido a querer ganar una guerra por amor.