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El aprendizaje de hoy la realidad del mañana 

 

Es verdad que mis conocimientos ligados al deporte más mediático de todos los tiempos no goza de un nivel experto pero eso no quita que siempre haya contado con un buen background emocional en cuanto la palabra futbol sale a relucir en cualquier conversación con cualquier aficionado.

Por eso cuando adidas me ofreció la oportunidad de acompañar al Real Madrid femenino en su encuentro con el Paris Saint Germain no lo dude ni un segundo. Iba a ver mi primer partido de Champions league en Paris, no se me ocurre mejor plan te guste o no la cultura del balompié. Pero había algo que por dentro me creaba una sensación de nerviosismo e inseguridad. Y es que claro, prácticamente no sabía nada sobre fútbol femenino. Bueno, en verdad no sé nada sobre fútbol más allá de lo que mi mente absorbe como víctima del bombardeo constante por parte de los medios más especializados: el drama de la marcha de Messi, la lesión de Sergio Ramos o los malditos bailes de Neymar.

Entonces volvemos al debate de si el futbol femenino vende. Como ignorante en materia no puedo responderos a eso, pero lo que sí puedo contaros es que lo que viví en el Parque de los príncipes el pasado 9 de noviembre fue increíble. Un total de 20000 voces desde el min 0 coreando hasta el final. Ignorando ese desafortunado 4-0, la sensación que yo me lleve cuando salí de aquel estadio fue de motivación. Me vi impregnada por la ilusión de los rostros mas jóvenes de la afición francesa, sin distinción de género, niños y niñas que voceaban los nombres de la jugadoras como si se tratase del fandom de cualquier estrella del pop de nuestros tiempos.  Esto me hizo reflexionar desde una posición que, insisto, considero un tanto ignorante sobre la materia, y es ¿Qué hemos hecho mal para yo a mis 26 años no conozca las referentes de futbol de las niñas de hoy?

Llegué a Paris Orly el mediodía del 8 de noviembre, de allí nos llevaron al Gran Café Cappucines, situado a dos pasos de la Opera de Garnier, donde nos recibieron con champán y un suculento menú compuesto de tartar de lubina como entrante seguido de un magret de pato con setas y dulce coulant du chocolat con helado para coronar nuestro recibiendo en la capital francesa. De ahí nos dirigimos al hotel du Collectionneur para descansar antes de acudir al entrenamiento previo de las galácticas en el Parque de los Príncipes.

Recordemos que a pesar de jugar en primera división, el Real Madrid femenino como tal cuenta con un recorrido de tan solo 16 meses, ya que este absorbió al antiguo club deportivo TACON el cual había estado subvencionando estos últimos 7 años hasta su compra oficial por el club blanco en julio de 2020. Por lo tanto estamos antes una plantilla de jóvenes promesas como Athenea Castillo o Lorena Navarro que congenian a la perfección con veteranas como Kosovare Asllani, Marta Corredera o Esther Gonzalez. A pesar de los 7 grados que se sentían en ese estadio, pudimos ser testigos de la preparación de las chicas horas previas a su encuentro con el consagrado equipo francés. 

Lowkey estaba emocionada de verlas pues me venían flashbacks de mi infancia como futbolera. Siempre solía jugar con los chicos del cole cuando finalizaba mis clases de kung fu. Yo jugaba al futbol porque la mayoría de mis amigos eran niños y me encantaba sentirme una más. Una jugadora más. También me fascinaban equipos como el Barça o el Celta o si nos ponemos más sentimentales, el Rápido de Bouzas, el equipo del barrio donde crecí en Vigo y donde jugó mi hermano pequeño. Y bueno… Keira Knightley tiene un poco de culpa no os voy a mentir. Pero, insisto, no sé mucho de fútbol. De hecho, ni lo sigo. Pero es cierto que disfruto viéndolo en directo, me produce cierta emoción. Incluso empatía. Tras dejar el Parque de los Príncipes nos dirigimos a cenar y acto seguido a descansar al hotel. 

A la mañana siguiente, madrugamos para realizar un tour por el barrio de Montmartre y diferentes puntos emblemáticos de Paris. Después de comer tuvimos toda la tarde para realizar un poco de turismo por la capital francesa antes del esperado encuentro que se disputaba las 21:00. La sensación que tuve al llegar al estadio fue buena.  A pesar de los 7 grados que había, se sentía el calor de público que acudía al encuentro. Un público muy joven. Pero no fue hasta que accedí a mi asiento en tribuna que vi el total de asistencia, un total de 20000 personas voceaban emocionados por ver al equipo femenino de la ciudad. En el estadio se escuchaban temas de Aya Nakamura, la artista pop más rentable que tiene Francia  a día de hoy. Una mujer negra. Se me hizo una sonrisa que por alguna razón trate de esconder por vergüenza. 

También se escuchaba al animador en los altavoces quien presentó a las jugadoras del PSG, pero el sonido que más retumbaba en el Parque de los Príncipes era el de los asistentes. Entre ellos, una buena parte de los Ultras del PSG acudieron a apoyar al equipo femenino. Cánticos combinados con fuertes percusiones y coreografías inundaban todo el estadio. Mientras de fondo se empezó a escuchar de fondo el himno de la Champions. Cuanto este finaliza los gritos y la percusión es aún más fuerte. Siento como se me eriza la piel y los ojos inconscientemente se me humedecen. 

Pura emoción, yo iba con todas ellas. Sufrí el partido con ellas, aprecie la valía de ellas. Y cuando hablo de ellas, hablo de ambos conjuntos. A pesar del amargo resultado para el Real Madrid y el ejercicio de superioridad que mostró el PSG fue una lección de aprendizaje. Para ellas, y por supuesto para mí. El futbol femenino vende y saber que las nuevas generaciones lo apoyan para da esperanza de que vamos en el camino correcto. Ahora es nuestra responsabilidad como medio, como consumidor o cómo mero fanático de seguir navegando en esa dirección.  

Solo estoy deseando que pasen dos años para volver a ver a estas chicas y una década para ver jugar a la nueva que generación que acudió al Parque de los Príncipes aquel 9 de Noviembre de 2021 a ver lo que a mí me falto en su día: referentes. 

Muchas gracias al equipo de adidas y el Real Madrid por hacer posible esta experiencia

Claudia Fersanch