En las últimas semanas se está hablando mucho de un posible campeonato para los equipos más elitistas. Esta liga, que ha sido denominada por los medios de comunicación como Superliga Europea, se vendría forjando en los despachos de los clubes más poderosos desde hace unos años. El objetivo principal de esto, sería aumentar unas cuentas ya abultadas, de los clubes más grandes, en comparación con sus competidores más pequeños.
Al margen de todo este ruido generado por los diferentes clubes y medios de comunicación, lo que está claro es que las ligas nacionales se están volviendo un poco monótonas. Tanto en Italia, Alemania, España y Holanda, sólo un par de equipos pueden aspirar a ser campeones de sus respectivas ligas.
Por todo esto, desde las grandes esferas del fútbol, se está pensando en la creación de una Superliga Europea. Se dice que ésta traerá la suculenta cifra de 1.000 millones de euros a su ganador, a parte de todas las sinergias económicas que pueda forjar con respecto a sponsors e inversores.
Algo parecido ya ocurrió en el baloncesto hace 20 años, cuando se creó una competición independiente a la Copa de Europa, llamada Euroliga, que a día de hoy aún sigue en activo.
Este tipo de ligas cerradas son muy atractivas para la gran mayoría de los inversores, ya que garantizan una gran rentabilidad a medio/largo plazo, debido a que las participaciones de los equipos están garantizadas. Para ello, sólo tenemos que ver cómo funciona al otro lado del Atlántico el modelo de franquicias americano, y sus grandes ingresos por derechos televisivos.
La Liga de Baloncesto Americano, NBA, firmó un acuerdo con Disney, la cual es propietaria de la cadena ESPN, por 24.000 millones de dólares. El fútbol americano recibe también por parte de la cadena de deportes ESPN la suculenta cifra de 15.200 millones, más otros miles de millones de las otras cuatro cadenas de televisión nacionales, que también pagan por retransmitir sus partidos.
Para que los lectores puedan comparar América con Europa, LaLiga española ingresa sobre unos 1.500 millones de euros por sus derechos televisivos, y la Premier League sobre 3.000 millones, que pese a ser la competición nacional de fútbol que más ingresa, no se acerca ni por asomo a los mencionados 24.000 millones del baloncesto americano.
A mi entender, uno de los motivos por los que las ligas domésticas ya no son interesantes para muchos inversores y sponsors, es por el riesgo de invertir en clubes de fútbol de mitad de la tabla para abajo. Este tipo de inversión supone un gran riesgo, ya que el siguiente año el club puede descender a la categoría de plata, y esto provocaría ver su imagen ligada a un equipo de segundo nivel.
Esta tendencia está llevando a que las grandes compañías sólo inviertan en los clubes más exitosos y, por ello, el fútbol europeo pierde cada vez más interés en las ligas que están dentro de sus propias fronteras.
Una opción para volver a levantar nuestras ligas domésticas es, por qué no, la creación de una Superliga Española. Haciendo un mix de la cultura europea con la americana, se podría organizar una liga a seguir, donde los clubes pudieran construir proyectos a largo plazo y no tuvieran que hacer malabares para confeccionar una plantilla que no se sabe si el próximo año estará en la máxima categoría.
A todos nos gustaría que, al igual que en la Major League Soccer -liga de fútbol estadounidense- 11 equipos de fútbol diferentes ganaran el título de liga en los últimos 20 años. También hay otras características del modelo americano que podrían ser interesantes de adaptar al viejo continente. Por ejemplo, que los equipos tuvieran sus jugadores franquicia y no pudieran ser fichados por los poderosos. Esto supondría que no todos los mejores jugadores del país acabasen en el Madrid, Barcelona o Atlético.
Algo a destacar en el modelo americano también es que los derechos televisivos se reparten por igual. Tal es el fomento de la competitividad en las ligas americanas, que todos los equipos tienen incluso que ir a los mismos hoteles y disponen de viajes en avión privado limitados. Esto se hace para que los jugadores del Columbus, por ejemplo, compitan con las mismas horas de viaje que los jugadores de Los Ángeles Galaxy, los cuales podrían pagarse un avión privado todos los fin de semana.
¿Qué pasaría si ese modelo americano fuera adaptado en España, y Silva y Villa fueran retenidos en sus respectivos equipos, Dani Alves fuera jugador franquicia en su momento del Sevilla o el Valladolid pudiera firmar a Coutinho, ya que el Barcelona sobrepasa el límite salarial?
¿Qué pasaría si el Dépor hubiera podido seguir invirtiendo en jugadores, sin tener que vender o dejar ir a los Makaay, Tristán, Coloccini y compañía? ¿Qué pasaría si la Real Sociedad mantuviera a Karpin, Kovačević y no hubiera descendido?
Una Superliga Española donde se fomente la competitividad y no se deje atrás económicamente a nadie. Una Superliga donde equipos como el Logroñés, Salamanca, o Dépor no se hubieran dejado caer por la mala gestión de unos pocos. Una Superliga donde se pudieran crear aficionados de verdad, con la ilusión de ver a sus equipos tener opciones de ganar la liga.
Quizás, en vez de pensar en una Superliga Europea, deberíamos de pensar primero cómo sacar el máximo partido a nuestro fútbol nacional, donde todos los equipos compitan en mismas condiciones.
Un modelo de competición como el americano puede ser una de las opciones para dar alas a nuestra imaginación y poder ver a un Celta campeón, a un Oviedo jugando la Champions, a un multimillonario invirtiendo en el Burgos para llevarlo a la élite o a la televisión andaluza pagando millones por retransmitir todos sus derbis.
Ojalá, antes de pensar en una Superliga Europea, pensemos en todos esos rincones donde queremos que se respire fútbol y fomentemos la competitividad de nuestra Liga…
Puedes leer con detalle sobre la Superliga Europea aquí.
