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Una marca que tocó la gloria: Recordamos a John Smith

Publicado: 16 / 01
Categoría: Equipajes
Autor: Luis Gamón

Una marca que tocó la gloria: Recordamos a John Smith

Publicado: 16 / 01
Categoría: Equipajes
Autor: Luis Gamón

Durante las décadas de los 80 y los 2000, el panorama del deporte en España se pobló de marcas locales que luchaban por hacerse un hueco frente a los gigantes internacionales. Entre ellas, John Smith, una firma de ropa deportiva nacida bajo el paraguas de la empresa española Aguirre y Cía, logró consolidarse como un referente del mercado nacional. Su nombre resonó en estadios y eventos deportivos de primer nivel, vistiendo a equipos icónicos como el RCD Mallorca, el RCD Espanyol, e incluso la Selección Española de Fútbol en los Juegos Olímpicos de 1996. Pero, en los últimos años, la marca ha desaparecido de la élite futbolera. ¿Qué llevó a su ascenso y a su posterior caída?

John Smith nació con una ambición clara: ser la respuesta española a las grandes marcas internacionales como Nike o Adidas. Para ello, la marca apostó por un modelo de patrocinio deportivo que la llevara a las portadas y la colocara en el centro de las competiciones más relevantes del fútbol. Su relación con equipos como el RCD Mallorca es uno de los capítulos más recordados de su historia. En aquellos años, el club balear no solo consolidó su posición en Primera División, sino que también vivió momentos memorables, como alcanzar la final de la Copa del Rey en 2003 y competir en la Champions League. Durante esa época, jugadores como Samuel Eto’o, una joven promesa que más tarde se convertiría en uno de los mejores delanteros del mundo, defendieron los colores del Mallorca luciendo con orgullo las camisetas diseñadas por John Smith. La imagen de Eto’o celebrando goles icónicos con el logo de la marca es un recuerdo imborrable para los aficionados.

Otro de los clubes emblemáticos que vistió John Smith fue el RCD Espanyol, que encontró en la marca un socio fiable mientras se mantenía competitivo en la élite del fútbol español. Además, también tocaron la gloria con John Smith ganando la copa del rey en el 2000. La asociación entre la marca y el equipo catalán consolidó la presencia de John Smith en La Liga, una de las ligas más prestigiosas del mundo, dándole una visibilidad que otras marcas españolas solo podían soñar. Pero quizás el mayor logro de la firma fue vestir a la Selección Española de Fútbol durante los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996. Aunque el combinado nacional no logró pasar de los cuartos de final, el evento supuso un escaparate internacional sin precedentes para John Smith, que aspiraba a expandirse más allá de las fronteras españolas. Aquella selección, compuesta por jóvenes talentos, representaba la ambición y frescura que la marca quería transmitir.

El diseño de las equipaciones de John Smith combinaba simplicidad y personalidad, con detalles que evocaban la identidad local sin caer en excesos. Jugadores como Raul González Blanzo, Raúl Tamudo y, por supuesto, Samuel Eto’o, se convirtieron en embajadores involuntarios de la marca, llevando sus diseños a campos de toda España y Europa. Además, John Smith también dejó su huella en otros deportes, vistiendo a figuras del baloncesto como Arvydas Sabonis, Fernando Romay y Alexander Tkachenko, además de patrocinar a la Selección Española de Baloncesto en sus mejores años. Para muchos aficionados, aquellas camisetas representaban más que un uniforme; eran un símbolo de una época en la que las marcas locales podían competir de tú a tú con gigantes internacionales.

Sin embargo, el éxito de John Smith fue efímero. A medida que avanzaban los años 2000, la competencia de marcas globales como Nike y Adidas se volvió cada vez más feroz. Estas empresas no solo contaban con presupuestos mucho mayores, sino también con tecnologías avanzadas y estrategias de marketing globales que transformaron la forma en que se percibía la ropa deportiva. Mientras estas compañías invertían en innovación y en contratos millonarios con los mejores clubes y jugadores del mundo, John Smith se quedó rezagada, manteniendo un enfoque más tradicional y local que, aunque efectivo en sus inicios, comenzó a quedarse obsoleto.

Además, el cambio en las preferencias de los consumidores también jugó en contra de la marca. Las nuevas generaciones asociaban las grandes marcas internacionales con prestigio, innovación y calidad, relegando a firmas locales como John Smith a un segundo plano. A finales de los 90, la marca empezó a perder contratos importantes, desapareciendo paulatinamente de los estadios y centrándose en líneas de ropa deportiva más genéricas, destinadas a un público masivo pero menos exigente. Lo que una vez fue un símbolo de ambición y orgullo local se convirtió en un producto más en las estanterías de grandes superficies.

Hoy, John Smith existe como un recuerdo nostálgico de una época en la que las marcas locales aún tenían un papel destacado en el deporte español. Sus diseños evocan una mezcla de funcionalidad y autenticidad, donde la moda y la identidad deportiva iban de la mano. Las camisetas, con sus colores cuidadosamente seleccionados y patrones icónicos, eran una declaración de orgullo tanto para los equipos que las llevaban como para sus seguidores.

El caso de John Smith no es solo una historia de ascenso y caída, sino también un recordatorio de los retos que enfrentan las empresas pequeñas frente a la globalización y la profesionalización extrema del deporte. Aunque la marca no logró consolidarse como un referente internacional, su legado permanece vivo en la memoria de quienes vivieron aquella época dorada. Las imágenes de equipos como el Mallorca, el Espanyol y la selección olímpica española vistiendo con orgullo los diseños de John Smith son un testimonio de un tiempo en el que el fútbol no solo era un negocio global, sino también un escenario para que las marcas locales soñaran a lo grande.

En lugar de lamentar su desaparición, recordemos con una sonrisa aquella etapa en la que John Smith llevó los sueños de una pequeña empresa familiar a los estadios más prestigiosos. Su historia nos habla de la dificultad de sobrevivir en un mundo tan competitivo como el del deporte, pero también del poder de soñar y aspirar a lo imposible. Porque, al final, las marcas van y vienen, pero los recuerdos de aquellas camisetas que formaron parte de nuestras vidas siempre permanecerán.